El Consultorio Amoroso del Dr. Rodolfi
por el "mesmo" Dr. Rodolfi
Hola, hola! De vuelta con nuevos consejos para los que gustan del
buen coger.
He recibido una cartita de Viviana Castello que me confía un pequeño problema. Ella dice que cuando se acuesta con su novio, éste gusta de tirarse pedos en la cama y ella no puede soportar el aroma.
Bueno Viviana, no es un problema muy serio... cómo te puedo decir,
YO estoy para cosas más importantes, pero igualmente te voy a ayudar porque estoy al pedo, valga la redundancia.
Querida, a muchas personas les gusta
rajarse pedos en la cama como síntoma de amor, el problema es
la dieta. Si a tu novio le gustan las comidas livianas se lo podés bancar, es decir, aspiralo bien mientras le chupás la verga, y todo bien. Ahora, si a tu amado le gusta comer
dinamita en guiso te puedo decir que lo mejor es chuparle la verga, y todo bien. La problemática de los gases en el lecho amoroso es más de lo que uno cree; se sabe por estudios meticulosos que es una forma de marcar terreno. Y mi teoría demuestra que
el primero que se tira un pedo en la cama es el que manda.
Viviana, tu novio (mediante sus ventosidades) está tratando de decirte algo muy complicado y difícil. Quizás él sienta que tu personalidad es muy avasalladora y quiera dejar en claro quién manda, al menos a la hora de los pedos.
Conocí un caso muy extremo en mis años mozos en el cual mientras la mujer le mamaba la tuba a su novio, éste desconsiderado le soplaba vientos en la cara. Ella se enfadaba mucho, mucho y lo injuriaba con sendas putedas a lo que el joven respondía con una piña directa en la trompa de la dama, y la obligación de seguir con la lustrada de polla. La joven herida siguió por mucho tiempo con la horrenda rutina por miedo a los golpes, y el muchacho feliz de la vida. Cierto día y en medio de la habitual y obligatoria mamada, el muchacho decidió agregar un bocadillo al momento y expelió un poderoso gas acompañado de infame materia sólida. El producto cacoso manchó el honor de la dama y sus hencías, lo que llevó a la señorita a un estado furibundo y violento. Con la mujer domada a los golpes, el joven parroquiano se jactaba de que su novia era una comemierdas literal y hacía sobremesa con sus amigos mientras contaba sus pútridas hazañas cigarrillo en mano. Pero como en esta vida todo tiene un límite, cuenta la historia que en medio de una de las tantas reuniónes de café donde el muchacho reía y reía y contaba sus blasfemas anácdotas a sus festejantes, la pobre mujer sometida entró al bar empuñando una Smith and Wesson calibre 44 con la cual, al primer y único disparo, le habrió a su novio un maravilloso túnel en la cabeza. El infeliz murió dejando como recuerdo una estúpida mueca y muchas, muchas malas experiencias a su mujer, que purga 35 años en una prisión federal.
Por eso te digo Viviana, aprendé a tolerar los gustos de tu pareja que, mientras no dejen mal sabor hasta pueden llegar a ser disfrutados. A la larga y a la corta es sexo, nada más que sexo.
Me despido con mi frase preferida:
"A mí no me interesa el sexo, sólo me interesa coger".